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Conociendo a…

"Estoy agradecido porque Bronwyn está a mi lado. Compartiremos este ministerio juntos". by Capitana Jo Moir

El General electo, Comisionado Lyndon Buckingham, habla con la Capitana Jo Moir sobre su elección como el próximo General.

¡Kia ora! Usted acaba de ser elegido como nuestro próximo General. ¿Está sorprendido? ¿Está conmocionado? ¿O está decidido?

Probablemente es una mezcla de todas esas cosas. Sí, creo que nadie viene con expectativas, pero creo que todos venimos con la mentalidad de ponernos a disposición de la voluntad de Dios, dispuestos a hacer lo que el Señor quiera que hagamos. Así que no vine con ningún objetivo en mente. Pero vine dispuesto a participar de la manera que fuera apropiada. Así que me siento un poco abrumado, pero humilde, agradecido por el apoyo de los miembros del Consejo Supremo y por su respaldo.

El Comisionado Yusak Tampai, capellán del Consejo Supremo, tenía el recipiente dorado de las oraciones en la cámara. Y fue un recordatorio visual de miles de Salvacionistas que no sólo oraron antes de la semana del Consejo Supremo, sino que oraron por nosotros durante todo el proceso. Si tuviera que reflexionar sobre un punto culminante del Consejo, sería el espíritu dentro de la cámara, una hermosa sensación de la presencia de Dios.

Aunque me siento abrumado, y todas esas cosas, también siento que hemos permitido al Señor revelar lo que quería que sucediera y hemos participado en ello, y eso me reconforta. He recibido un respaldo maravilloso de los miembros del Consejo Supremo, y lo recibo como del Señor.

Y serviré, y estoy agradecido porque Bronwyn está a mi lado. Compartiremos este ministerio juntos, e intentaremos servir al Señor y servir al Ejército de Salvación. Y sí, de hecho, estoy un poco emocionado por la oportunidad.

Le conocemos como un hombre de familia – un padre y un abuelo y, muy recientemente, un nuevo nieto. ¿Ha tenido tiempo de hablar con ellos? ¿Cómo se sienten al respecto?

Lo increíble es que mi familia está a 18.000 km de aquí. Así que están muy lejos, físicamente. Pero estamos en una pequeña habitación al lado de la cámara, conectándome por FaceTime con ellos. Era medianoche para ellos, pero estaban todos despiertos y hemos tenido la oportunidad de compartir con mi hijo y mi nuera, con mi hija y mi yerno y con los nietos.

Doy gracias a Dios por ellos porque han sido muy positivos. Quiero decir, ya hemos estado lejos de nuestra patria desde 2013. Ya llevamos fuera una década. Nos han apoyado mucho en el cumplimiento del llamado de Dios en nuestras vidas. Así que, poder verlos en la pantalla y que digan: “¡Vamos, mamá y papá!” Ha sido absolutamente maravilloso.

También pudimos comunicarnos con los padres de Bronwyn, Salvacionistas de toda la vida, ahora en sus 80s, así que todavía estaban despiertos en medio de la noche, listos para recibir nuestra llamada. Y, por supuesto, también estaban abrumados y, naturalmente, muy orgullosos.

Cuénteme un poco cómo llegó a la fe en Cristo y cómo fue llamado a ser Oficial.

Cuando tenía unos seis o siete años, mis padres me llevaron a un congreso del Ejército de Salvación. Y al final de la reunión, alguien desde la plataforma dijo: “Si quieres conocer a Jesús, pasa al frente”.

Así que fui al frente, esperando encontrarme con Jesús. Me arrodillé ante el banco de penitentes. Al cabo de un rato, un brazo me rodeó el hombro. Y pensé: “Este es Jesús”.

Cuando la persona empezó a hablar, me dije: “Se parece a mi tío Wes…” Así que eché un vistazo… ¡y era mi tío Wes! Y, aunque solo tenía seis o siete años, me sentí decepcionado, porque había ido con la expectativa de encontrarme con Jesús. Y lo que obtuve en su lugar fue a mi tío.

Y eso creó un poco de duda, en la mente de un niño pequeño. Y a partir de entonces, fui un niño que fue pasando por las filas del Ejército y cumpliendo con las formalidades. Me convertí en un joven soldado. Incluso llegué a ser soldado adulto. Pero no creo que en ese momento pudiera testificar que tenía una real experiencia propia.

Eso cambió para mí el 12 de agosto de 1979, con 17 años, en un concilio juvenil. Fue en esa reunión cuando la comprensión del amor de Dios por mí en la persona de Jesucristo se hizo absolutamente viva. Quiero decir que estallé con esta comprensión. Era algo más que mental. Estaba en mi corazón, era emocional. Estaba lleno de arrepentimiento, lleno de tristeza, lleno de alegría. Era como: “¡Es real! Es para mí”.

Así que me dirigí hacia el banco de penitentes. Y es una cosa extraña. Estaba llorando y riendo. Y tenía todas estas emociones sucediendo al mismo tiempo. El amor de Dios irrumpió en mi corazón. Eso es lo que me pasó.

Y llegué a un conocimiento salvador del Señor Jesucristo y, creo, a una experiencia del Espíritu Santo. Y fue tan impactante para mí que no esperé a ser llamado para ser oficial.

Antes de que terminara la reunión, firmé un pequeño pacto para candidatos que se partía por la mitad y se guardaba para uno mismo, y la otra mitad se entregaba a la Secretaría de Candidatos.

Todavía conservo ese trozo de papel en mi Biblia.

Una de las cosas que serán muy importantes en su cargo es ser una inspiración y una influencia. ¿Quién más ha influido en usted?

He tenido tantas influencias que me sería difícil nombrarlas, pero diría que fieles Salvacionistas que se interesaron, que se tomaron el tiempo para escuchar, que fueron honestos mientras yo crecía, oficiales locales que pusieron un brazo alrededor y dijeron, “Vamos, vuelve a la línea”. Me ayudaron mucho en mi formación.

Tendría que dar testimonio de mis propios padres, mis padres Oficiales que nos amaron y nos instruyeron en los caminos del Señor. Una gran influencia. Son personas que el Señor envía para ayudarnos en nuestro camino espiritual y en la consolidación de nuestro discipulado. Ellos nos forman, sabes, y estoy agradecido.

Ha habido muchas, muchas influencias. Y doy gracias a Dios por cada una de ellas.

Pregunté a algunos de los jóvenes de mi Cuerpo qué les gustaría preguntar al General electo. Esto es lo que querían saber: ¿qué dirían sus maestros de escuela si pudieran verle ahora?

No se lo creerían. Creo que, aun si mi padre siguiera vivo, tampoco se lo creería. Así que creo que los habría confundido, porque no fui un buen estudiante.

Por exigencia, su discurso ante el Consejo Supremo se mantiene en privado. No se comparte con el mundo del Ejército de Salvación. Sin embargo, ¿qué cosa le gustaría compartir hoy con su familia del Ejército de Salvación?

Creo que una cosa que me sentiría muy confiado en compartir – porque no es confidencial – es que expresé mi amor por lo que yo llamo las tres grandes ideas del Movimiento.

Con esto quiero decir, uno: somos un pueblo al que le encanta hablar de Jesús. Queremos que la gente sepa que Dios les ama y que Jesús es la prueba definitiva de ese amor.

Y por eso me encanta el hecho de que el Ejército de Salvación siempre ha sido consciente de nuestra responsabilidad de compartir las buenas nuevas del evangelio, que Dios los ama, que Jesús es la prueba, y que una bienvenida está disponible a través de él.

Oraría para que los salvacionistas de todo el mundo encuentren muy natural y fácil poder hablar a otros sobre su relación personal con Jesucristo y la transformación que él ha hecho en sus vidas.

Esa es una gran idea de este Movimiento. Queremos que la gente conozca las buenas nuevas de que hay una vida, hay propósito y hay esperanza y hay eternidad, a través de la fe en Jesucristo. Y si pudiéramos entusiasmarnos con eso, en todo el mundo, piensen en el impacto que tendría.

Otra gran idea del Movimiento es que creemos que las demostraciones prácticas de los valores del Reino de Dios son tan impactantes como hablar de ellos.

Por eso el arremangarnos las mangas, el preocuparse por los necesitados, el ayudar a los vulnerables, ser la voz de los que no tienen voz, abogar por la justicia, ocuparnos de las cosas en las que las personas son torturadas, separadas o rechazadas de alguna manera. Que nosotros, como Movimiento, vamos a esos lugares, nos arremangamos y decimos: “No queremos limitarnos a hablar del amor de Dios. Queremos mostrarles la sopa, jabón y salvación que ha sido nuestra historia”.

Y me encantaría si los salvacionistas tuvieran la idea de que, en realidad, yo puedo hacer eso. Puedo tocar a la puerta de un vecino y decirle: “¿Hay alguna manera en que pueda ayudarle? ¿Hay alguna forma en que pueda servirle?”

Y la tercera cosa que compartí fue que somos un Movimiento de santidad.

Creemos que ser sal y luz tiene algún valor en el mundo. Valoramos la presencia del Espíritu que nos hace limpios, libres, íntegros y alegres. Y creo que cuando caminamos en el Espíritu de tal manera que es el amor de Dios el que da fruto en nuestras vidas, subestimamos el impacto y el valor de eso en el mundo.

Usted es nuestro primer neozelandés. Va a recorrer el mundo haciendo historia. ¿Qué es lo que más le entusiasma del cargo de General?

Creo que es el privilegio de poder alentar e inspirar y facilitar la misión del Ejército de Salvación en todo el mundo. Mi propio amor por el Señor tiene que ser utilizado para comunicárselo a los salvacionistas de todo el mundo. Así que creo que estoy muy consciente de que se me está brindando una maravillosa y privilegiada oportunidad de hablar a las vidas de los Salvacionistas alrededor del mundo acerca de nuestra misión y nuestro propósito en el mundo. Y eso es un gran privilegio.

¿Sobre qué podemos estar orando por usted en estos días?

Cuando estuvimos en la Bienvenida al Consejo Supremo y Despedida del General Brian Peddle y la Comisionada Rosalie Peddle, nos invitaron a llenar tarjetas de oración. Yo escribí en una: gracia, paz, sabiduría y valor. Si estuviera pidiendo al mundo del Ejército de Salvación que orara por mí y por Bronwyn, esas serían las cosas. Creo que no es inapropiado que diga que si pudieran dedicar una oración por nuestra familia, sería maravilloso.


NOMBRAMIENTOS DE LOS COMISIONADOS LYNDON Y BRONWYN BUCKINGHAM

Enero 1990: Comisionados en Nueva Zelandia, nombrados a Queenstown

1992: Escuela de Cadetes (Territorio de Nueva Zelandia, Fiji y Tonga)

Julio 1994: South Windsor (Territorio de Canadá y Bermudas)

Julio 1998: Wellington City, Nueva Zelandia

2003: Departamento de Juventud y Candidatos, CGT (Nueva Zelandia, Fiji y Tonga)

2007: Líderes Divisionales, División Southern (Nueva Zelandia, Fiji y Tonga)

Febrero 2009: Secretario de Programas y Asistente al Secretario de Programas, CGT (Nueva Zelandia, Fiji y Tonga)

Febrero 2013: Secretario en Jefe y Secretaria Territorial de Ministerios Femeninos (Territorio de Singapur, Malasia y Myanmar)

Junio 2013: Comandante Territorial y Presidenta Territorial de Ministerios Femeninos (Singapur, Malasia y Myanmar)

2018: Comandante Territorial y Líder Territorial de Desarrollo de Líderes (Territorio UKI)

2018: Jefe de Estado Mayor y Secretaria Mundial para el Desarrollo Espiritual, CGI

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