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Del Rio Bravo a la Patagonia

La suave y harmónica voz de Nancy Reyes Martínez llega a mis oídos gracias a la magia del teléfono. Después de unos momentos compartiendo de nuestras familias y trabajo, nos acomodamos para comenzar el viaje a través de la vida de Nancy. by Mayora ruth Prieto New

¿Cómo conociste al Señor?

Cuando tenía dos años, me enfermé muy grave y el médico le dijo a mi madre que no había esperanza. En el hospital, mi madre se recordó que ella había oído en las calles el mensaje de Dios. Entonces ella oró, “Señor, si tú eres verdadero, sana a mi hija y yo te la voy a regalar y dedicar para que te sirva”. Después de mi sanidad, mi abuela llevó a toda la familia a la iglesia Ejército de Salvación.

¿Cuándo recibió el llamado para servir a Dios?

Cuando tenía trece años. Durante una celebración especial hicieron el llamado para el oficializado (ministerio) y yo acepté. Fui a la escuela de Cadetes (seminario) a los 17 años y a los 19 fui comisionada como Teniente del Ejército de Salvación.

¿Cómo fue su infancia en Chile?

Pasé mi infancia en la iglesia. Mis recuerdos se centran en actividades con los jóvenes de la iglesia, y nuestra vida familiar. Mi madre nos inculcó el valor de la vida familiar; estar juntos era lo más importante en el mundo. Tuve una infancia muy linda, muy sana, en medio de una familia grande, con muchos hermanos.

¿Cómo llego a los Estados Unidos?

Después de varios nombramientos en Chile y en Australia, el Ejército nos mandó a California, de nuevo a Chile, Atlanta y finalmente, Miami hasta el retiro. Los Estados Unidos es nuestro hogar, aunque regresamos a Chile muy a menudo a ver a nuestra familia.

¿Cómo describes tu vida con el Señor?

Mi vida con el Señor ha sido un camino de gracia y sorpresas. Siempre he sentido que él contesta mis oraciones de forma increíble. Ha habido momentos difíciles y lágrimas, pero el Señor nos ha dado victoria. Me siento satisfecha con mi ministerio, pero creo que uno siempre puede hacer más.

Nancy y su esposo de 48 años están ahora jubilados en California, y viven felices cerca de todos sus hijos y nietos, agradecidos a Dios por todos sus viajes y experiencias en el ministerio y conociendo a otras naciones y culturas.

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